domingo, 3 de abril de 2011
Se llama... magia de fachada.
Algún que otro ilusionista de palo, jugando a malabares, silencio... miradas al suelo... ¡El truco ha acabado! y sorprendentemente, no sorprende a nadie.
Reversible. De toda la vida.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)